domingo, 4 de septiembre de 2011

Capítulo 22. Interrupciones inoportunas.


Las miradas de las amigas de Ingrid examinaban a Gabriel. Hoy no era su mejor día ni tampoco presentaba su mejor aspecto. Estaba más pálido que de costumbre y sus ojeras eran cada vez eran más visibles. Cuchicheos y miradas inquisidoras se posaban sobre él, incomodándolo. Podría soltar una de sus frescuras, sacar su lado psicópata y dejarlas a todas con la boca cerrada en un santiamén, pero prefirió no hacerlo. Porque allí estaba Ingrid, aferrada a su mano, sonriente. Infundiéndole la fuerza suficiente como para restringir sus típicos comportamientos de asesino desquiciado. Ella lograba alejarlo de su sicótica personalidad.
Habían andado cogidos de la mano, como una pareja durante todo el trayecto. Y a Gabriel no le había importado lo más mínimo. Le daba igual soportar el frío, había rechazado incluso la proposición de Ingrid de prestarle una chaqueta de Thomas. No sabía por qué, pero de repente Thomas ya no le parecía su amigo… su cara estaba entre sus borrosos recuerdos, y los ojos del chico lo miraban con demasiado odio y miedo a la vez. No entendía nada, aunque tampoco quería entenderlo. Desearía huir de su piel e irse lejos, pero siempre con ella a su lado.
-         ¡Hola, In! –saludaron las chicas.
Ella les correspondió el saludo, y Gabriel hizo un gesto con la mano.
-         ¿No nos presentas a tú “amigo”? –rieron las chicas.
-         ¡Ah! Claro.-respondió Ingrid, con una sonrisa tranquilizadora.- Chicas este es Gabriel. Gabriel ellas son: Helena, Kate y Susan.
-         Encantado.-dijo él.
-         ¿No os importa que se quede aquí mientras hacemos el trabajo no?
-         Para nada.-dijo Kate, guiñándole un ojo a Gabriel.
-         Ingrid… -dijo él en ese momento.- Creo que voy a buscar un libro para leer mientras que tú estudias.
Gabriel acabó por perderse entre las estanterías. Lo único que quería en aquellos momentos era no pensar. Quería estar con Ingrid. Viendo a aquellas chicas tan felices… deseaba ser como ellas. Un simple estudiante, despreocupado, con un futuro en alguna universidad, con una familia normal. Ir al instituto. Su instituto le traía tan malos recuerdos. Siempre había sido acosado por chicos mayores, se habían burlado tanto de él, sin amigos… se había sentido tan solo. Tan a la deriva. Intentó ser una persona agradable pero nadie quería ser amigo del rarito al que en medio de las clases o recreo le daban espasmos y se ponía a gritar como si fuese a morir en ese mismo instante, durante un año se esforzó muchísimo con los estudios, intentando ser de los mejores, para así al menos ganarse el afecto de los profesores o intentar empatizar con los chicos más estudiosos, pero nada. Terminó teniendo las mejores notas de toda la clase y lo único que consiguió fue el: ¿Y qué? ¿Quieres un premio? Cargado de indiferencia, de su padre. El rencor por parte de toda la clase, al tener envidia de sus buenas calificaciones, y los profesores pensaban que era otro listillo que faltaba mucho cuando quería y que hacía trampas sin poder pillarle. Suspiró. Cuando mató a aquel chico, la gente dejó de meterse con él. Con el segundo, la gente lo miraba con temeroso respeto. Al tercero, todos intentaron agradarle, caerle bien. Tuvo los primeros amigos falsos de la historia…
Suspiró. No podía enterrarse de nuevo en el pasado.
Escogió un libro de tapa dura, que trataba de vampiros. Sentía demasiada pereza como para ponerse a mirar detenidamente los títulos, el argumento… estaba cansado.
Las chicas seguían murmurando entre ellas, y cuando llegó pudo oír un:
-         No, solo somos amigos.-de Ingrid.
Tomó asiento, se acomodó en la silla, cruzándose de piernas y comenzó a leer.
-         Como si yo no estuviera, chicas.-dijo, con la cabeza inclinada hacia el libro.
Hubo un nuevo y ligero murmullo y las chicas comenzaron a hacer el trabajo. Comentando en voz baja sus opiniones, el trabajo de las colegialas iba tomando forma, mientras que la pila de libros de historia iba aumentando. Mientras que Gabriel se preguntaba si al final el vampiro mordería a la chica de una maldita vez, o si iba a dejarla escapar porque no quería esa vida para ella.
Sus dedos tamborileaban en la mesa, cuando se dio cuenta vio que todas las chicas los estaban mirando.
-         ¿Molesto? –articuló él.
-         Un poco.-comentó Susan, aunque sin maldad.
Ingrid se levantó en aquel momento, miró a Gabriel y dijo:
-         Anda, acompáñame a buscar un libro sobre la segunda guerra mundial.
Ingrid parecía conocerse bastante bien la biblioteca, puesto que lo guió sin vacilaciones por los pasillos, hasta llegar a la sección historia. Había varios libros del tema que Ingrid buscaba. Ella examinó los títulos, ojeó ligeramente algunos sacándolos de las estanterías, mientras que Gabriel estaba a su espalda. Quizá demasiado cerca de ella.
Para cuando ella se dio la vuelta terminó chocándose contra él, el libro cayó al suelo. Estaban demasiado cerca, peligrosamente cerca. Sus bocas estaban a centímetros.
-         Lo siento.-murmuró Gabriel e hizo ademán de inclinarse a recogerlo.
Pero lo único que consiguió fue detenerse, cuando se dio cuenta de que se había acercado más a Ingrid. Ella tenía las manos puestas sobre su pecho, y apretó su camisa entre sus dedos como tirando de él. Un momento extraño que había hecho que ambos quedasen bloqueados, buceando en la mirada del otro.
Y Gabriel hizo en ese momento, lo primero que se le vino a la cabeza, algo por lo que se moría de ganas desde hacia ya demasiado tiempo. Se inclinó hacia ella en un rápido movimiento y aprisionó sus labios contra los suyos.
Ella dejó escapar una exclamación cargada de sorpresa, paralizada en el primer momento, pero segundos después había cerrado los ojos, y disfrutando del momento, tiró de la camiseta de Gabriel, arrimándolo a ella, mientras que la presión entre sus labios aumentaba.
Sintió las manos de Gabriel rodeándola, acariciando su espalda, dieron un paso atrás, sin despegarse, chocando contra la estantería que se tambaleó ligeramente.
Dejaron escapar unas risas, mientras tomaban aire, ambos sin aliento.
Ingrid había dejado caer su cabeza sobre el pecho de Gabriel, aún aferrando entre sus dedos su camisa.
Fue entonces cuando se oyó aquel ruido y ambos acabaron apartándose involuntariamente, movidos por aquel resorte de pánico. Eran como jadeos. Gabriel miró más allá, y lo vio. Era una horrible criatura negra, sin ojos, con grandes dientes afilados, largos, de los que chorreaba baba negra.
-         ¿Tú lo….?
-         Lo veo.-dijo Ingrid en aquel momento, antes de que esa cosa saltara sobre ambos, agarrando a Ingrid.
La tenía agarrada por su jersey, sujetándola en alto, ella lo miraba con una mueca de terror en la cara. Un sonido gutural salió de su boca. Habían caído unos metros más allá. Gabriel apretó los puños.
Algo se estaba sacudiendo en su interior, nunca había querido a nadie, nunca había tratado de proteger nada que no fuera su ya dañada dignidad. Verla en manos de aquella bestia le hizo temblar, movido por un sentimiento poderoso, cargado de ira.
-         ¡No la toques! –gritó, sacando de una de sus botas una pistola, y disparando contra la espalda de aquella criatura monstruosa, lleno de rabia, quizá con demasiada fuerza presionó el gatillo, mientras respiraba pesadamente.
Esta se movió, lanzó a la chica contra una estantería con fuerza y ella acabó chocando contra el mueble y cayendo al suelo, seguida de una plaga de libros. Se arrastró más allá, antes de quedar sepultada por los volúmenes de batallas históricas que albergaba la biblioteca.
La bestia, derramando aquella baba negra por las baldosas antiguas del edificio, se aproximó a él, con grandes zancadas y a una velocidad sobrenatural.
-         Niño estúpido. Tus armas no tendrán efecto alguno sobre mí.-gruñó, echó hacia atrás del brazo con intención de mandarlo al suelo de un manotazo. Pero Gabriel agarró el brazo gelatinoso de la criatura y se lo retorció. En un ángulo de aspecto doloroso.
La criatura enfadada aulló en su cara, e intentó asestarle un puñetazo, Gabriel sujetó su puño con una mano y le propinó una patada en el estómago. Su adversario respondió, dándole un golpe con el cual sus pies se alzaron del suelo, con la iniciativa de que se estrellara contra la estantería más próxima. Pero aquello no ocurrió, puesto que el chico dio una voltereta en el aire, y se quedó parado en la estantería, en una posición que recordaba a Spiderman, acuclillado, para luego impulsarse con ella y patear en la cara a aquella criatura. Aterrizó de pie, imponente. Ingrid, lo observó fascinada. Cuando, su mirada se posó en los ojos de su amigo, eran rojos, y brillaban con la rabia impresa en ellos. Ladeó la cabeza, ambos se habían enzarzado en una violenta pelea, asombrosa y demasiado irreal. Con saltos que retaban las leyes de la gravedad, con movimientos demasiado ágiles para ser humanos.
-         Eres un buen adversario. –masculló la criatura.
De repente el cuerpo viscoso de la criatura y el del joven muchacho estaba a milímetros. Las zarpas del monstruo aferraban ambos brazos del chico, que había quedado acorralado. Se miraron amenazantes.
-         Voy a matarte por intentar dañar a Ingrid.-musitó Gabriel en aquel momento con voz ronca, no sonaba a él.
Acto seguido golpeó fuertemente su cabeza contra la de su adversario, con tal violencia, que sus zarpas se zafaron de sus brazos y finalmente, fulminada, la bestia se desplomó sobre el suelo.
Gabriel soltó aire, seguía sin saber como había echo todo aquello, ejecutado aquellos movimientos, saltado de aquella manera. No había entrenado nunca con tal intensidad a pesar de su continua masacre en la sala de entrenamientos.  Y ¿Aquella fuerza?
Su mente bullía cargada a rebosar de preguntas, cuando se volvió con una sonrisa nerviosa hacia Ingrid.
-         ¿Estás bien? –dijo, dando unos pasos hacia ella.
Ella asintió, rapidamente.
-         Gabriel tus…
Su frase nunca llegó a ser pronunciada, puesta que de repente la bestia apareció a espaldas de Gabriel, volteó al muchacho y lo tiró al suelo. Cayendo esta encima suya.
-         Mira, mira, mira.-gruñó, y entonces dos puntos rojos aparecieron en lo que parecía su frente. Eran sus ojos, brillantes como brasas. Gabriel enmudeció.
-         ¿Qué eres? –musitó, intentando liberarse, sintiendo las largas uñas de la criatura clavadas en el suelo, aprisionando sus brazos contra las palmas gelatinosas de las manos de su enemigo.
Una risa demoníaca salió de entre sus dientes.
-         Mira, mira, mira… -repitió él.- Eres de los nuestros. Pero tú insolencia me ha disgustados demasiado. Llegó tu hora…
Abrió sus fauces al máximo, Gabriel chilló al sentir aquellos afilados dientes clavados en su hombro.
Ingrid no paraba de repetirse que tenía que hacer algo, miraba a su alrededor desesperada, pero no encontraba nada de utilidad con el cual herir a una cosa como esta. Su cuerpo estaba paralizado, no le permitía moverse. No podía dejar que Gabriel muriese…. No podía…
Apartó su boca del cuello del muchacho que se debatía usando sus últimas fuerzas. Sentía picotazos por todo su hombro, la sangre derramándose por su camisa, un charco de sangre naciendo entre aquellas baldosas.
-         Sangre de un joven… jugoso. Nada sabe como esto… -se relamió la criatura.
Un gritó resonó en aquel pasillo, y se repente Ingrid se lanzó contra la criatura.
-         Déjalo en paz.
La bestia se zafó de ella, con un manotazo, haciéndola chocar contra el suelo. Su fuerza no podía compararse al de aquella horrible cosa. Eso se volvió a girar hacia Gabriel, que estaba inmóvil en el suelo, tratando se moverse pero sus fuerzan fallaban. Consumiéndose. ¿Era aquel su final?
-         Pienso beber tu sangre hasta que mueras, muchacho impertinente. –dijo la criatura.- Y luego iré a por ella.
La había señalado con su dedo, negro. Ella respiraba pesadamente, paralizaba por el terror. No podía hacer nada.
-         Yo no quiero que mueras…-musitó ella, al borde del llanto.
Algo se encendió dentro de él, una llama poderosa. Eso iba a morderle de nuevo. Y Gabriel se rebeló contra ello. No. Ese no era su final.
-         No le harás daño.-dijo, con dificultad.
La criatura se rió.
-         Nunca.-completó Gabriel.
Y en ese momento, de un manotazo apartó a su adversario de él. La criatura chocó contra el techo, quedándose ahí, enganchada, pegada. Un grito atronador resonó en todo el edificio. La criatura se había disuelto, una especie de asquerosa gelatina negra manchaba el techo pintado de blanco de la biblioteca. Pequeñas gotas caían al suelo, y en la parte superior de las estanterías cercanas.
Confundido, cansado y dolorido, Gabriel se volvió hacia Ingrid. No sabía lo que había echo. Ni quería saberlo. Ingrid lo miró, sus ojos volvían a ser azules, y respiraba entrecortadamente. Ella se incorporó, tomó una de sus manos y dijo:
-         Gracias por protegerme.
Sacó un pañuelo de tela, de su bolsillo, y los presionó contra la herida de su hombro.
Gabriel tomó la mano de Ingrid con fuerza, estaba empezando a recuperarse. Se incorporó lentamente y la abrazó, en silencio.

5 comentarios:

  1. Wowowowowow. Pero ¿nadie en la biblio se ha dado cuenta de que había una bestia allí? Encima interrumpe el momentazo Gabby x Ingrid... ¡Son tan monosos! Aiiiiis, quiero saber más de estos dos pronto. Un capi genial, ¡un besito!

    ResponderEliminar
  2. Madre mía... Por fin se besan y la criatura aparece ahí por arte de magia... que casualidad ¿no?
    La verdad es que no me lo esperaba, el beso sí, porque estoy segura de que todos lo queríamos, pero que hubiera una criatura negra en la biblioteca, es un poco... raro xDDDDD
    Me ha encantado...
    Pero me pica la curiosidad. ¿Gabriel llegara a controlar lo que es? ¿Tiene Ingrid poderes como Gabriel tiene los suyos? ¿Llegarán a darse cuenta del peligro que corren si quieren estar juntos? xDDD
    Muchas, muchas preguntas...

    Espero el siguiente. =D

    ResponderEliminar
  3. El beso!!! WIII WIII!! :D Pero eso de la bestia... eres mala a más no poder (en el bueno sentido, que no haya malentendidos) XDD
    Me encantó, espero el siguiente :D

    ResponderEliminar
  4. Dios mio! Este capitulo es impresionante! Nunca hubiera esperado lo de la bestia, y por fin ese beso! Me ha encantado el capitulo y eso que te sigo desde hace unos dias.. xD Espero con impaciancia el seguiente! :)

    ResponderEliminar
  5. hola! me encanta tu historia :)
    por eso te he premiado en mi blog <3
    http://beautyfromtheinsideellibro.blogspot.com/2011/09/premios.html

    ResponderEliminar